Los siguientes síntomas son sugerentes de la presencia residual o activa de un reflejo primitivo:
- Se puede experimentar un abanico de dificultades en el aprendizaje y de comportamiento a distintos niveles de la vida.
- Problemas vestibulares, como mareos cuando viajan en cualquier medio de transporte, dificultad en el equilibrio y la coordinación que puede observarse en juegos de pelota.
- Alergias o una inmunidad deficiente, ej. Asma, eczemas o un historial de infecciones de garganta y oídos.
- No gustarles los cambios ni las sorpresas, mala adaptación.
- Ansiedad sin motivo, que parece no estar relacionada con la realidad.
- Ciclo de hiperactividad seguido por un exceso de fatiga.
- Dificultad para tomar decisiones.
- Ego débil, baja autoestima.
- Necesidad de controlar o manipular eventos.
- Hacer movimientos con la boca mientras intenta escribir o dibujar.
- Escritura pobre y mala expresión de ideas sobre papel.
- Enuresis (moja la cama) nocturna.
- Pie plano. Tendencia a andar en los bordes de los pies. Los zapatos se desgastan en el borde externo o interno.
- Mala concentración.
- Pobre memoria a corto plazo.
- Rotación de la cadera hacia un lado al andar.
- Disfunciones oculares. Mala coordinación oculo-manual.
- Mala postura, encorvado, tendencia a andar colocando el peso sobre los dedos de los pies (caminar en puntillas). Modo de andar desaliñado.
- Tendencia a “dejarse caer” cuando están sentados, particularmente en el pupitre o la mesa.
- Posición de “W” con las piernas cuando se sienta en el suelo.
- Lentitud para copiar.
- Dificultad para aprender a nadar, para saltar y dar brincos.
- Autismo, depresión, esquizofrenia, dislexia, parálisis cerebral, lesión de latigazo entre otros.
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